jueves, 28 de febrero de 2008

El Altiplano de Sama: Geografía y Ecología

Foto Satelital del Altiplano de Sama y las zonas Ecológicas
(Google Earth 2007)
En color amarillo la Prepuna y en color anaranjado la Puna




Vista de la cuenca del río San Juan del oro

El Altiplano de Sama se encuentra en el departamento de Tarija al Sur de Bolivia a una altura promedio de 4.200 y 3.300 m.s.n.m. Esta región constituye una unidad geográfica que colinda al Sur con la Puna Argentina, la cual conduce a las grandes Quebradas del Noroeste Argentino: la Quebrada de Humahuaca, la Quebrada del Toro y el Valle Calchaquí. Al Oeste limita con el valle del San Juan del Oro, el Altiplano y la Cordillera de Lípez y con la región de Atacama en Chile, al Este se encuentra el valle de Tarija.

La Cordillera de Sama (lado Este), sitio Bellavista.

El Altiplano de Sama se caracteriza por dos zonas ecológicas: la puna semihúmeda y la prepuna. Las partes altas entre 3.700 y 4.700 m.s.n.m. pertenecen a la zona de puna, caracterizada mayormente por la presencia de praderas de pastos duros (Festuca orthophylla, Festuca chrysophylla, Stipa leptostachya), tolares (Baccharis incarum, Baccharis boliviensis), kanllares (Tetraglochin cristatum), yaretales (Azorella compacta) y relictos de bosques de quewiña (Polylepis tomentella).

La puna del Altiplano de Sama presenta varias lagunas, los restos de paleolagos que existieron aproximadamente entre 11.000 y 9.000 a.P.: la Laguna de Pujzara o Tajzara, la Laguna de Pasajes y la Laguna Grande cerca de la comunidad de Copacabana.


Laguna Grande

.

Ichu cerca de la Laguna de Pujzara.

En la región de Sama, a una altura entre 3.000 y 3.500 m.s.n.m. se encuentra la zona de la prepuna, representada por bosques de cactáceas columnares como el cardón (Trichocereus pasacana) y bosquecillos de Churqui (Prosopis ferox o Acacia caven) (Montes de Oca 1997, Ruthsatz & Movia 1975).


Cardonales cerca de la comunidad de Curqui

Cardón.

Ambas ecozonas presentan una fauna especifica, como el cóndor (Vultur gryphus), la vicuña (Vicugna vicugna), llamas (Lama glama) y el zorro o chacal andino (Pseudalopex culpaeus). La región de las lagunas presenta diferentes especies de flamencos y otras aves acuáticas. Muchas de estas especies nos acompañaban en gran parte de nuestro ambiente de trabajo, los sitios arqueológicos donde prospectamos y excavamos. De esta manera fue posible sacar las siguientes fotografías:



El zorro o chacal andino observado por un grupo de llamas. Sitio de Patancas.


Cóndor y Kara-Kara. Cuesta de Sama.


Vicuña. Foto tomada en las cercanías del Abra de Chorcoya.


Patos sobre hielo. Laguna de Pasajes.

Bibliografía:

Montes de Oca, Ismael

1997 Geografía y recursos de Bolivia (3ra edición). Edobol. La Paz.

Ruthsatz, Barbara & Clara Movia

1975 Relevamiento de las estepas del noreste de la provincia de Jujuy, República Argentina. Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Buenos Aires.


Miembros del PAAS





Maria Beierlein













Daniel Gutierrez Osinaga









El equipo del PAAS esta conformado por Maria Beierlein, M.A. (Instituto Latinoamericano, Universidad Libre de Berlín, Alemania) directora del proyecto y Daniel Gutierrez Osinaga, M.A.  (Instituto de Antropología, Facultad de Filosofía Universidad de Bonn,Alemania). En el año 2003 tuvimos la colaboración de Ruth Fontenla Alvarez (foto abajo), estudiante de la carrera de Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés. El proyecto fue supervisado por Lic. Pablo Rendón Lizarazu de la Unidad Nacional de Arqueología (ver foto abajo).
(de izquierda a derecha: Pablo Rendon, Daniel Gutierrez, Adal Altamirano, Omar Trujillo)
En el año 2007 se formaron diferentes equipos de prospección y de excavación, conformados por los siguientes estudiantes de la carrera de Arqueología de la UMSA:
Prospección:
Sabrina Alvarez Duran
Elizabeth Arratia Velasco
Julia Sandra Paye Mamani
(de izquierda a derecha: Elizabeth Velasco, Julia Sandra Paye, Sabrina Alvarez, Maria Beierlein, Daniel Gutierrez Osinaga)
Excavación:
Miguel Angel Lopez Callejo
Julio Alejandro Ballivian Torres
Noemi Pino

(de izquierda a derecha: Daniel Gutierrez, Julio Alejandro Ballivian, Ross, Miguel Angel Lopez)
y en el análisis del material cerámico recuperado durante las excavaciones aportó:
Marta Alejo Ticona.
El trabajo de campo del año 2007 fue supervisado por Lic. Rudén Plaza de la Unidad Nacional de Arqueología.

(de izquierda a derecha: Maria Beierlein, Ruden Plaza, Daniel Gutierrez en la unidad de excavación en el sitio de Hornuyoj)
Pero nuestro trabajo en el Altiplano de Sama nunca hubiese sido posible sin el apoyo de las comunidades, los gobiernos municipales, las instituciones ligadas a la arqueología y el equipo de guardaparques de la Reserva Biológica del Altiplano de Sama. Debemos agradecerles eternamente por su apoyo, muchas veces incondicional, su curiosidad y su entusiasmo por el trabajo arqueológico.


(Arriba: el equipo de prospección, el guardaparque Fernando Diaz, Isidro y Pacifico Colque de la comunidad de Torohuayco. Abajo: comunarios de Quiscacancha y Daniel Gutierrez durante la fiesta de apertura de las excavaciones.)

miércoles, 27 de febrero de 2008

La arqueologia




¿Qué es la Arqueología?

Hacia un Futuro lleno de Pasado*


Maria Beierlein
Daniel Gutiérrez Osinaga
Tarija 2007

* Texto elaborado para el Taller de Arqueología "Reserva Biológica Altiplano de Sama" (capacitación de los agentes culturales de la Reserva Biológica Altiplano de Sama). Prometa, Tarija.

Índice:

1. ¿Que es la Arqueología?

2. Poblamiento de América

3. Culturas prehispánicas en Bolivia y Tarija

a) Arqueología de Bolivia

b) Arqueología de Tarija

c) Arqueología de Sama

4. Instituciones/Organizaciones ligadas a la Arqueología

5. Propuesta para Puesta en Valor de los sitios de la Reserva Biológica de la Reserva de Sama: como conservar y preservar para un futuro lleno de pasado.

6. Bibliografía citada


1. ¿Que es la Arqueología?

La arqueología es la ciencia que estudia la vida de las sociedades del pasado a través de la cultura material que estas dejaron y que perdura hasta nuestros días. Como pasado entendemos tanto el pasado precolombino, desde los primeros pobladores americanos hasta la conquista española, como también los siglos posteriores, de la colonia y república.

La cultura material comprende los artefactos, u objetos hechos por el hombre, como es la cerámica, artefactos de piedra, como las puntas de flecha, de lanza, piedras de moler etc., además de objetos de madera, huesos, textiles, cueros trabajados etc. También se encuentran en esta categoría las huellas que la mano del hombre deja en el paisaje, como son las viviendas, restos de fogones, terrazas agrícolas, caminos prehispánicos y otros. Los lugares donde encontramos estos restos del pasado se denominan sitios arqueológicos.

El trabajo del arqueólogo consiste entonces en estudiar la cultura material del pasado. Estudiar la cultura material se puede comparar con leer un libro. Para leer es necesario saber la lengua y las reglas gramaticales, en las cuales está escrito el libro. Para leer la cultura material es necesario conocer e interpretar los elementos relacionados con la producción y decoración. El análisis de estos elementos permite conocer detalles sobre la vida de los pobladores del pasado como la gramática y lengua permiten leer un libro y contar la historia del pasado. Descubrir la relación entre la cultura material con las actividades del pasado es el trabajo del arqueólogo. Cada artefacto tiene su propia historia y constituye una llave para entender el pasado. Es necesario estudiar la materia prima, la técnica de fabricación, su función, su decoración etc.

Para el arqueólogo es muy importante estudiar los artefactos en el lugar donde fueron dejados por los antiguos pobladores. Solamente en este contexto original el arqueólogo puede interpretar la relación con el espacio y el tiempo donde fueron fabricados, usados y abandonados. Los artefactos que encontramos en los museos muchas veces solo cuentan con belleza artística, sin embargo el conocimiento para los arqueólogos es mínimo porque no sabemos donde fue hallado y con que otros artefactos fue relacionado, que es información necesaria para poder contar la historia de la gente del pasado.

Aparte del trabajo del arqueólogo dentro del sitio arqueológico existe el análisis, clasificación e interpretación de los hallazgos encontrados en el sitio arqueológico. Estos trabajos mayormente se llevan a cabo fuera del área del estudio, ya que en muchos casos se necesitan ambientes especiales para el estudio detallado de los artefactos.

El trabajo del arqueólogo se lleva a cabo en diferentes etapas.

En primer lugar está el conocimiento de los sitios arqueológicos. Esto se hace mediante un reconocimiento de superficie, llamado prospección arqueológica. Una vez encontrado un sitio arqueológico se procede a un estudio más detallado. Para esto se levanta material de la superficie según un procedimiento específico arqueológico, la recolección de material, como está descrito mas abajo. Un tercer paso puede ser la excavación arqueológica. Esta consiste en excavar ciertas áreas del sitio según un reglamento especifico establecido en la ciencia arqueológica. Solo siguiendo estas reglas es posible sacar el máximo de información sobre los antiguos pobladores. Hay que tomar en cuenta los diferentes tipos de suelo, restos dejados por los pobladores del pasado y los lugares donde estos se encuentran.

Después de la prospección o excavación viene el análisis de todos los artefactos encontrados durante el trabajo de campo, este se lleva a cabo en un ambiente especial, muchas veces un laboratorio. Eso comprende tanto la cerámica y artefactos líticos, como también los datos adquiridos sobre las viviendas, su ubicación en el sitio arqueológico y su espacio interior. Primeramente se lavan o limpian los artefactos encontrados y posteriormente reciben un código escrito en cada pieza para poder verificar siempre en qué proyecto y sitio se encontró un artefacto dado. Se analiza y documenta el proceso de producción de los diferentes artefactos, tanto en los aspectos técnicos (p.e. qué tipo de arcilla se usaba y como fue formada y quemada una vasija) como también los aspectos decorativos (qué tipo de decoración lleva la vasija, fue pintada o adornada mediante incisión, etc.). Este trabajo culmina con la documentación mediante dibujo y fotografía y muchas veces el trabajo de análisis arqueológico se complementa con otros especialistas, como son geólogos, biólogos, químicos y otros.

El trabajo del arqueólogo esta siempre orientado a la conservación y preservación de los restos del pasado, sean estos los sitios arqueológicos mismos o los artefactos encontrados en ellos. Eso significa que los sitios y artefactos no sean destruidos ni vendidos sino cuidados por la misma población actual y los artefactos preservados en ambientes especiales, contando con las condiciones necesarias en cuanto a seguridad y para la preservación de los materiales culturales del pasado.

Algunos sitios son de especial importancia e interés porque son especialmente representativos de una región y/o época prehispánica. Estos sitios son importantes no solamente para el conocimiento de la historia local sino que poseen un valor educativo a nivel nacional o internacional. Estos lugares pueden ser puestos en valor para visitas turísticas y educativas por parte de colegios y otras instituciones educativas. Para ello es importante entender que no solamente se trata de llevar personas para que conozcan el pasado prehispánico de nuestra región, sino que debemos hacer hincapié en el cuidado, la conservación y protección de estos sitios arqueológicos pese a su apertura para visitas más numerosas. Eso incluye la capacitación de guías que llevan a las personas y/o grupos al sitio y los guían dentro del mismo, haciendo uso de la información arqueológica obtenida mediante un previo estudio intensivo del sitio y su entorno y prohibiendo el paseo indiscriminado de personas por el área arqueológica y el robo de restos materiales que pueden encontrarse en superficie o bajo el suelo. La protección del sitio incluye también el cercamiento de algunas áreas del mismo que son especialmente sensibles al pisoteo o poseen un valor cultural especial para la población actual y/o la Arqueología.

2. Poblamiento de América

Existen varias hipótesis sobre el poblamiento de las Américas, sin embargo la teoría más aceptada es la migración de grupos nómadas por el estrecho Bering en el extremo Norte de América, que en este entonces fue cubierto por una inmensa capa de hielo, hace aproximadamente 40.000 años atrás. Es probable que el seguimiento de los grupos nómadas a las manadas de animales, su principal alimento, por el estrecho Bering les llevó a América. Otros grupos usaban botes para cruzar el mar entre Asia y América y llegaron de esta manera a América del Norte. El seguimiento a los animales llevó los grupos llegados a América a desplazarse lentamente hacia el Sur hasta que llegaron a Sudamérica aproximadamente unos 15.000 años atrás. Existen evidencias controversas de que otros grupos llegaron mas antes, ya que en el Brasil se encontraron posibles restos humanos que tienen una antigüedad de aproximadamente 30.000 años, sin embargo estas evidencias siguen siendo discutidas por los arqueólogos.

El periodo de estos primeros pobladores lo conocemos en Sudamérica con el nombre de Paleoindio. Se caracteriza por la existencia de animales muy distintos de los actuales, llamados Paleofauna y/o Megafauna, ya que en muchos casos los animales de este tiempo eran más grandes que sus parientes de hoy. También el paisaje era distinto del que conocemos ya que el clima era mas caliente. Diferentes periodos de sequía y humedad llevaban a la creación de grandes lagos (paleolagos), de los que hoy quedan como p.e. las Lagunas en el Altiplano de Sama. Estos lagos fueron lugares preferidos por los grupos paleoindios ya que concentraban a gran parte de la población animal y facilitaban la caza.

3. Culturas prehispánicas en Bolivia y Tarija

a) Arqueología de Bolivia

Los primeros habitantes entran al territorio de la actual Bolivia aproximadamente 12.000 años antes de nuestra era, que empieza con en año 0, o el nacimiento de Cristo. Este período de los primeros habitantes se conoce como el Paleoindio, y está fechado para Bolivia entre 12.000 y 9.000 antes de Cristo (a.C.). Son pequeños grupos nómadas que usan un vasto territorio para alimentarse de la caza de animales salvajes y de la recolección de vegetales silvestres.

El siguiente período es la fase del Arcaico, fechado entre 9.000-2.000 antes de Cristo. Este período está caracterizado por puntas de flecha y de lanza más pequeñas y especializadas. Encontramos además manos de moler, lo que indica un procesamiento de los vegetales recolectados por los grupos de este periodo. Los grupos arcaicos continuaron con la tradición de caza y el procesamiento de vegetales recolectados para la alimentación, conformando aldeas de más de 1 ha en las márgenes de lagunas y orillas de ríos. Los asentamientos del arcaico muestran una mayor estabilidad y un proceso de sedentarización.

En un siguiente paso los grupos se vuelven más sedentarios, se empieza a cultivar las plantas, practicar agricultura y a domesticar animales como la llama y la alpaca. Otro avance importante es la primera experimentación con arcilla, llegando al uso de la primera cerámica. Esta fase del desarrollo prehispánico se llama Formativo. En Bolivia las fechas para este período están entre 2000 antes de Cristo y 500 después de Cristo.

En el altiplano de Bolivia la siguiente fase cultural es la llamada cultura Tiwanaku. Se trata de una entidad cultural grande, caracterizada por una cerámica fina, policroma, que se encuentra en varias regiones de Bolivia. Esta fase estaría fechada entre el 500 –1.100 después de Cristo.

A esta fase le sigue un periodo conocido como “Señoríos Regionales” (1.100-1.450 después de Cristo), un desarrollo sociopolítico de grandes entidades poblacionales organizados de manera jerárquica, restringidas a un territorio dado, caracterizados por un incremento en las hostilidades entre los diferentes grupos y un cambio de los asentamientos hacia las partes altas de los valles y el altiplano, además de una cerámica bicolor de pintura negra sobre un fondo rojo.

La presencia inca en Bolivia se fecha aproximadamente a partir del año 1430, fecha en la cual el altiplano boliviano es posiblemente conquistado por los incas. La fecha del año 1430 proviene de estudios de documentos coloniales tempranos conocidos como crónicas. Estas fueron escritas por los primeros españoles que viajaban por la región de Perú, Bolivia y Chile y indican acontecimientos de la historia incaica y local, además de datos geográficos y relatos de viaje. En el altiplano boliviano la influencia de los Incas es claramente visible en la arquitectura y cerámica.

b) Arqueología e Historia de Tarija
Cronología
La cronología del Sur Boliviano ha seguido durante mucho tiempo las ideas de periodificación elaboradas para los Andes Meridionales y el área circunlacustre. Sin embargo se ha aplicado hace unos años la posibilidad de relacionarlo con los esquemas cronológicos del Noroeste Argentino, con el cual la región comparte muchos rasgos culturales y donde los “horizontes”, inicialmente pensados para el área de la costa peruana, no se aplican, con excepción de la influencia inca. Por lo tanto, este trabajo se basa en la periodificación argentina, la cual fue adaptada para el Sur Boliviano por Angelo (1999). Se trata de las siguientes fases:


Arcaico/Precerámico (aprox. 5000 a.C.-1000 (¿) a.C.)
Formativo Temprano (1000 (¿) a.C.-300 d.C.) y Formativo Tardío (300 d.C.-1000 (¿) d.C.), también llamados Desarrollos Regionales Tempranos ,
Desarrollos Regionales Tardíos (1000 d.C.-1500 d.C.),
Periodo Inca o Fase de Influencia Incaica (aprox. 1500 d.C.-1550 d.C.).

Estas fases han sido comprobadas también para el Altiplano de Sama, sin embargo, las dataciones son fechas aproximativas, ya que por un lado la secuencia cerámica no esta lo suficientemente elaborada como para detectar diferencias entre el Formativo Temprano y Tardío y por otro lado faltan fechas absolutas obtenidas mediante métodos como el C14 para poder asociar las diferentes fases con las fechas mencionadas. Por otra parte los fechados argentinos oscilan entre los años 1000 a.C., 600 a.C. hasta el año 1 d.C. para dar una fecha al comienzo del uso de la cerámica y el periodo formativo en el Noroeste Argentino, siempre dependiendo de la zona y las definiciones del autor en cuanto al termino Formativo.


Historia
En muchos casos la historia puede dar una mano a la arqueología para entender mejor las culturas precolombinas. Los documentos escritos en el siglo 15 y 16 nos enseñan sobre los pobladores indígenas y españoles que se encuentran en el área de Tarija.

Los documentos tempranos del siglo XVI nos presentan una serie de informaciones acerca de la diversidad cultural en el periodo colonial temprano, para la región sur de Bolivia. En este sentido podemos realizar una corta evaluación y descripción general de las diversas entidades culturales que se desarrollaron en los valles del sur de Bolivia con énfasis en la región de Tarija.

Es posible determinar que las unidades culturales del sur de Bolivia estaban compuestas por cuatro grandes naciones: Los Charcas, los Chichas, los Caracara y los Chuyes. Sin embargo, según el „Memorial de Charcas“ (Espinoza Soriano 1969), se hace mención indirectamente a cuatro grupos más: los Carangas, los Quillacas, los Soras y los Urus.

A nivel regional, podemos identificar que entre la población foránea y originaria de Tarija, están los Chichas, considerada como entidad regional y local presente en los valles y altiplano de esta área. Según el „Memorial de Charcas“ se puede plantear que este grupo étnico estaba asentado en la parte de la vertiente oriental de los andes (Espinoza Soriano 1969), llegando en su extensión e influencia hasta la región de Atacama en Chile y el Noroeste Argentino (Angelo 2004, Beierlein de Gutiérrez en prensa). Los Chichas se oponían fehacientemente a su anexión al imperio Inca y fueron considerados por los Incas como uno de los grupos guerreros mas favorizados, por lo que recibían diversos privilegios bajo el dominio inca, como la liberación de la mita en las minas de Potosí y el derecho de llevar orejeras especiales, una distinción muy anhelada en el tiempo incaico. Posiblemente el rol de los Chichas en la región fronteriza con el chaco boliviano era relacionado con la defensa de la frontera contra el ataque de los Chiriguanos.

Si uno sigue detenidamente el análisis de los documentos que se refieren directamente a Tarija y las áreas vecinas (Presta 1995 y diversos artículos, ver también Julien et al. 1997), puede evidenciarse la presencia de un mosaico de entidades sociales a nivel intraregional, con una mención solo parcial de los Chichas. De esta manera, se puede verificar la presencia multiétnica de diferentes grupos, los cuales posiblemente se desplazaron de diversas regiones en calidad de mitimáes (grupos étnicos trasladados por razones de trabajo durante el tiempo del incario) para la defensa de las fronteras y la presencia de grupos locales y finalmente de grupos cuyo origen se tiene en las tierras bajas.

Entre los grupos de mitimaes provenientes del altiplano tenemos la presencia de poblaciones Carangas y Charcas. Se postula que la presencia de estas poblaciones se debe a la colonización multi-étnica que realizó el imperio Inca en esta región (Presta 1995). Otro grupo étnico de los cuales se tiene mención en las fuentes tempranas son los Juríes traídos de Tucumán y asentados por los inca en Esquila. De igual manera encontramos la presencia de los Copaipoes, cuyo origen posiblemente se remite al Norte de Chile. Los Tomatas y Churumatas, según Presta (1995), serían probablemente la población originaria de la región de Tarija.

Y finalmente se menciona en las fuentes al grupo moyo-moyo, del cual se supone que su origen se ubicaría en el piedemonte chaqueño. Se ha propuesto que este grupo firmó como “controlador” del inca para los grupos altiplánicos.

En este sentido la referencia que se hace de los Chichas, es la de figurar en esta región como un grupo étnico entre muchos otros, aunque se les atribuye una fuerte presencia en el área, que puede verse reflejada en la reducción en varios de sus antiguas poblaciones en el periodo colonial temprano.

De esta manera se establecían diversas poblaciones en Tarija, algunos en calidad de mitimaes incaicos y otros como habitantes originarios de estos valles. Por esta razón se sostiene, que los incas controlaron y defendieron el área mediante mitimaes pertenecientes a diversos grupos culturales. No obstante también se plantea que antes, durante y después de la ocupación inca, el área cumplió la función de corredor migratorio y de intercambio a nivel local y regional por parte de grupos altiplánicos y de tierras bajas, de esta manera se siguió regenerando una constante dinámica de intercambio cultural que se extendió hasta principios del siglo XVII (ver también Saignes 1990).

Arqueología
La investigación arqueológica del valle de Tarija está en sus comienzos. Los investigadores más conocidos acerca de la prehistoria de Tarija son Dick Ibarra Grasso y Jorge Arellano. Mientras que el primero desarrolla una idea muy general a partir de colecciones particulares que le fueron abiertas por parte de la población tarijeña, el segundo hace un trabajo de reconocimiento arqueológico especifico. Ambos autores no cuentan con fechados para su material cerámico para poder contextualizar los materiales culturales tarijeño y se basan en comparaciones con otras áreas vecinas.

Según estos dos autores se puede desarrollar el siguiente panorama: el pasado prehispánico de Tarija se caracteriza en: una primera fase sedentaria que se identifica a través de la cultura Tarija Inciso, se trata una cerámica de color rojo con incisiones geométricas de triángulos, puntos, líneas zigzag etc. No tenemos datos sobre los asentamientos de la población que usaba y fabricaba esta cerámica, pero si podemos detectar las conexiones culturales entre la población del valle de Tarija y la cultura material de Sama, Lípez y hasta del Noroeste Argentino. Podemos suponer que esta fase se encuentra entre los años 1000 antes de Cristo y 500 después de Cristo por sus relaciones con las regiones mencionadas.

A esta fase le sigue el Horizonte Tricolor del Sur según Ibarra Grasso (1986), caracterizado por la cerámica Tarija Policromo, una cerámica de decoración pintada tricolor, mayormente en rojo, blanco y negro y fechado entre 1000 antes de Cristo y 500 después de Cristo.

A esto le sigue, según Arellano, la Cultura Tarija, un señorío prehispánico asentado en la región de Tarija y caracterizado por una variedad de variantes cerámicas, mayormente bicolor (negro sobre rojo o anaranjado) o de un solo color y fechado aproximadamente entre los años 1.000 y 1.480 después de Cristo. Es posible que el desarrollo de esta entidad sociopolítica tenga raíces culturales mas profundas, pero la escasez de datos arqueológicos en el valle de Tarija no nos permite tener una visión mas detallada. El desarrollo cultural prehispánico termina con la llegada de los Incas al Sur de Bolivia, donde dejan su huella en la arquitectura y cerámica.

c) Arqueología de Sama
Las zonas adyacentes del Altiplano de Sama como en el valle de Cinti
(Rivera, Alconini y Michel 1993, Rivera 2003, Alconini & Rivera 2003, Rivera 2004), el río San Juan del Oro (Angelo 1999, 2006) y el valle de Tarija (Arellano 1984, Rendón 2004) forman un foco de investigación en la arqueología de Bolivia desde los años 80 y 90. Estos trabajos son importantes puntos de contacto para el trabajo en el Altiplano de Sama, como también las investigaciones recientes en el Altiplano de Lípez (Arellano 1981, 2000, Lecoq 1991, 1997, Nielsen 1998, 2002, 2003, 2004). La Puna Argentina, región que conecta directamente con el Sur del Altiplano de Sama fue investigada por Krapovickas (1965, 1979, 1984, 1988, 1989) y Albeck (1997, 2003) como también Ruiz (1997). Al mismo tiempo la arqueología chilena investiga las relaciones culturales prehispánicas entre el Sur de Bolivia, Chile y el Noroeste Argentino (Uribe 1997, 2002).

Resultados del reconocimiento 1999/2000, Proyecto Sama 2003, 2007
La investigación arqueológica del Altiplano de Sama empieza en el año 1999/2000 cuando una prospección arqueológica del Área Protegida de la Cordillera de Sama realizada por Michel, Gutiérrez, Palacios y mi persona (Beierlein de Gutiérrez 2000, Michel et al. 2000, 2006) proveyó primeros datos acerca del poblamiento prehispánico de la región. El análisis de los más de setenta asentamientos, del material lítico y cerámico demostró la integración a un área cultural mayor, ubicado entre la Puna Argentina, el valle del San Juan del Oro y las vertientes andinas orientales.

En un segundo momento se investigaron dos sitios arqueológicos del Altiplano de Sama en el año 2003: Pucunayoj y Condorhuasi. Estos sitios pertenecieron al periodo de Desarrollos Regionales Tardíos e Inca (sensu Angelo 1999). Los datos obtenidos en el año 2003 profundizaron nuestros conocimientos sobre el momento del poblamiento tardío de la región, demostrando tanto la activa integración a la esfera de la cultura Yavi-Chicha e Inca, como también el desarrollo de una cultura material única, caracterizada por elementos propios del Altiplano de Sama.

En el año 2007 se lleva a cabo un primer reconocimiento sistemático de la zona que incluye prospecciones de 2 meses de duración y excavaciones en diferentes sitios, seguidos y acompañados de un análisis de los materiales encontrados. Los primeros avances de este proyecto dejan ver que los resultados de las campañas anteriores, aunque básicos para el entendimiento de la región, no representaban toda la variedad de cultura material de la zona.

El periodo Paleoindio y Arcaico

Las primeras evidencias de poblamiento de la región de Sama corresponden a este período y está caracterizado por artefactos toscos: raspadores y núcleos gruesos asociados a puntas de flecha y de lanzas. Los sitios se concentran mayormente en la parte de las lagunas de Tajzara, Pasajes y Pujzara y las áreas adyacentes, ya que estos formaban focos de concentración de la población de animales de este entonces y fueron lugares preferidos para la caza de los grupos nómadas de este periodo. Los artefactos se encuentran en gran cantidad disperso o concentrado alrededor de las lagunas en lo que son las antiguas orillas de los paleolagos. Además encontramos restos de este periodo en las quebradas de la zona de Yunchará, otros lugares estratégicos para la caza de animales.
En el periodo Arcaico el cambio climático y con el la desaparición de la megafauna obliga a los grupos humanos a cambiar su modo de subsistencia, llevando lentamente a una mayor sedentarización de los grupos, al desarrollo mayor de la territorialidad, de particularidades culturales de cada grupo, como son las practicas funerarias, el desarrollo del arte, además de estrategias de supervivencia como la preparación, conservación y almacenaje de alimentos y un mayor desarrollo interno de los grupos humanos (ver también Lagiglia 2003).

El Periodo Formativo
Los sitios arqueológicos de este tiempo por lo general tienen una dimensión de 1 ha y presentan profusión de herramientas líticas, con un menor porcentaje de cerámica. Muchas veces se encuentran cerca de las áreas que fueron usados en el tiempo arcaico y fueron posiblemente las primeras aldeas sedentarias donde se practicaba una agricultura incipiente. Su ubicación cerca de fuentes de agua para poder llevar a cabo la primera agricultura hace que muchos de los sitios formativos fueron destruidos por los asentamientos y la agricultura de periodos posteriores.

La cerámica formativa de Sama muestra una integración a una macro región cultural ubicada entre el Norte de Chile, Noroeste Argentino y el Sur de Bolivia, presentando decoración incisa y punteada con diseños geométricos.

Desarrollos Regionales Tempranos y Tardíos
Estas dos fases en el Altiplano de Sama forman una sola ya que las investigaciones arqueológicas todavía no nos dan los suficientes datos para poder separarlas en base de hallazgos materiales. Ambas fases pertenecen probablemente a la Cultura Chicha, que abarca temporalmente dos grandes fases culturales en Bolivia: uno que es la fase de la cultura Tiwanaku, otro el período de los “Desarrollos Regionales”, una fase que muestra un importante desarrollo regional de diferentes culturas en el altiplano boliviano, fechado entre el 1.100 y el 1430 después de Cristo. En Sama estas dos fases se unen en una sola: la fase Chicha,
posiblemente fechado entre el 500 y el 1470 después de Cristo.

Los Chichas son un grupo que conocemos de las fuentes coloniales tempranas, donde se los menciona para la región de Tarija. Es por esto que el desarrollo posterior al Formativo se ha llamado Cultura Chicha, sin saber con exactitud si los Chichas conocidos de los documentos coloniales son los mismos que los pobladores de la fase Chicha.

Los sitios Chicha se encuentran muchas veces cerca de fuente de agua como las quebradas, donde se instalaron en las partes altas de la quebrada para poder practicar el cultivo en terrazas en las partes bajas cerca al agua. Encontramos los pobladores de esta fase distribuidos en todos los sectores aptos para la agricultura en Sama. Los asentamientos Chichas de Sama se caracterizan por ser de diferentes tamaños y jerarquías, los más grandes y de mayor importancia se encuentran en los valles de alto potencial agrícola como centros de actividades de alta producción agrícola mediante extensas terrazas y, a la vez, pequeños asentamientos en medio de redes comerciales de caravanas llameras. Se trata de pequeños corrales rectangulares y cuartos posiblemente relacionados a tambos o sitios de explotación de recursos locales.

Los sitios de gran extensión, el control de los valles, así como la existencia de Pucaras y fortalezas en alturas y lugares estratégicos denotan diferenciaciones y jerarquías sociales internas, así como momentos conflictivos posiblemente relacionados a las incursiones de grupos de las tierras bajas y también del altiplano.


Periodo Inca
Aproximadamente en el año 1.480 después de Cristo los Incas conquistan la región del Sur boliviano, implementando nuevas estrategias de control y explotación de recursos en el área. En la región de Sama este impacto fue menor, y no encontramos tantos restos de la cultura incaica como en otras partes de Bolivia.
Aquí la influencia inca ha sido inferida en características decorativas de la cerámica, donde se encontraron platos con “cabezas de patito” típicos de esta cultura y en el uso del borde evertido en el caso de los pucos con decoración de rayas paralelas en el interior y la aceptación de algunos elementos decorativos.

Sin embargo en el año 2007 ha sido posible identificar varios sitios que fueron implementados directamente por los incas para un mejor control del Altiplano de Sama y sus recursos mediante un control directo establecido desde centros administrativos. Eso significa que la estrategia usada por los Incas en Sama fue probablemente la de un control indirecto: se formaba una alianza con las élites locales establecida mediante el uso de regalos como llamas, bienes de consumo como maíz y coca, cerámica, textiles etc., ofreciendo a la élite todo el apoyo del estado inca en caso de cooperación y con la amenaza de una campaña militar en caso de desobedecimiento. Al mismo tiempo la integración al régimen inca ofrecía a la élite local el acceso a bienes de lujo y la participación en una jerarquía incaica altamente desarrollada, donde los Chichas por ser reconocidos como excelentes soldados (Espinosa Soriano 1969, 1986) obtenían un puesto preferencial y un trato especial por parte de los Incas.

Arte rupestre
Muchos periodos prehispánicos han dejado su huella no solamente en la arquitectura y cerámica sino también en la pintura o el grabado de piedras, muchas veces situadas en áreas estratégicas para el paso de caravanas de llamas o de la caza. Los primeros vestigios son los grabados paleoindios o arcaicos de ñandúes p.e. en la localidad de Vizcarra, seguidos por grabados de caravanas de llamas llevadas por hombres a posibles centros de poblaciones prehispánicos como se observa en algunos grabados de Torohuayco. La llama es un motivo muy común ya que el uso de caravanas de llamas era una parte integral de la vida prehispánica ya que estas caravanas garantizaban el acceso a bienes no producidos en el Altiplano de Sama como el maíz, la coca, maderas y miel de las tierras bajas, piedras especiales como el Silex y la Obsidiana que servían para producir puntas de flecha y herramientas líticas y otros productos mas. La complementariedad de las diferentes zonas ecológicas de Bolivia y los diferentes recursos solo era posible mediante la integración de las caravanas de llamas. El uso de la llama como animal de carga fue comprobado por los restos de huesos de camélidos encontrados en las excavaciones arqueológicas en Pucunayoj el año 2003, donde el análisis arqueofaunístico indicó el uso de estos animales como animales de carga usados posiblemente en el caravaneo.

Otro motivo de arte rupestre son las espirales, un elemento muy común también en la cerámica Chicha. No conocemos el significado de este motivo para la gente de ese entonces pero su frecuente aparición nos hace pensar en un significado especial.

Las zonas mas conocidas por sus grabados rupestres en la zona de Sama son Torohuayco, Chorcoya, Vizcarra y Ñoquera, a parte de muchos grabados y pinturas aisladas que se encuentran en toda la zona del Altiplano de Sama.

Caminos prehispánicos
Relacionado con el caravaneo y la integración regional están los caminos prehispánicos de Sama. Muchos de ellos conectan la parte del río San Juan del Oro con la parte alta de las lagunas y llegan después al valle de Tarija, integrando de esta manera varios ecosistemas diferentes y complementarios. El origen de estos caminos debe ser muy antiguo, posiblemente basado en el paso de los primeros grupos humanos de la zona que usaban estos pasos obligados para seguir a las manadas de animales de caza. Posteriormente la sedentarización de los grupos humanos y la domesticación de los camélidos llevó al desarrollo del intercambio mediante caravanas de llamas. Los caminos prehispánicos como los conocemos hoy en día son un producto de la época inca. A la manera que los incas ampliaban su régimen en los Andes iban también usando y refaccionando los caminos usados por los pobladores locales, instalando una manera estandardizada de construcción que incluía el uso del empedrado con piedras, la construcción de muros de contención y de plataformas altas que ayudaban a controlar la pendiente.

Los caminos más conocidos en Sama son los de Pujzara-Pinos y de Torohuayco al valle de Tarija, aunque estos solo constituyen pequeñas partes de caminos mas largos que en la época prehispánica cubrían toda la zona de Sama. Otros caminos existen en la parte de Iscayachi, Falda la Queñua y otros.



Resumen
La región de Sama fue investigada intensamente en los últimos 8 años y los resultados demuestran la integración de esta zona en una macro región entre Chile, Argentina y el Sur de Bolivia. Especialmente durante la fase tardía, su integración al ámbito Chicha del Sur de Bolivia y Noroeste Argentino es evidente. Sin embargo, las relaciones con las zonas vecinas de Tarija, el San Juan de Oro, Lípez, el Noroeste Argentino y regiones mas alejadas como Atacama en Chile dejaron su huella en la cultura material de los antiguos pobladores de la zona de Sama sin quitarles una expresión propia y única en cuanto a la cultura material.

Especialmente interesante es el impacto del imperio Inca en Sama, donde la aparición de nuevos centros administrativos de control demuestran la imposición de los Incas. Sin embargo, la población local no acepta fácilmente la introducción de una nueva cultura y adapta solo escasamente los elementos incaicos en la cultura material, especialmente la cerámica, y forma una nueva entidad llamada Chicha-Inca.


4. Instituciones y Organizaciones ligadas a la Arqueología
Mundialmente, la UNESCO es la encargada de cuidar del patrimonio cultural de toda la humanidad. Sitios de especial importancia cultural para todos nosotros pueden ser declarados Patrimonio de la Humanidad, siempre y cuando el estado, los municipios y las mismas comunidades vecinas trabajan en su conservación y protección, cumpliendo las rígidas normas de la UNESCO. Ser declarado sitio de Patrimonio de la Humanidad no es tanto un beneficio monetario sino mas bien un orgullo por ser reconocidos como activos protectores de nuestro pasado por una organización mundial. En Bolivia, el sitio de Samaipata, un sitio datado de época incaica y situado cerca de Santa Cruz, es uno de ellos, en la Argentina, p.e. la Quebrada de Humahuaca fue declarada Patrimonio de la Humanidad por su excepcional riqueza en sitios arqueológicos.

En Bolivia, la Unidad Nacional de Arqueología (UNAR) que forma parte del Viceministerio del Desarrollo de las Culturas y de la Dirección de Patrimonio Cultural es la primera encargada de la supervisión de cualquier trabajo arqueológico en Bolivia. Cada proyecto arqueológico debe ser presentado a esta organización para su aprobación y supervisión, dejando un informe de trabajo en la biblioteca de la UNAR.

Existen además instituciones prefecturales como el Museo Paleontológico-Arqueológico en la ciudad de Tarija que son encargadas de supervisar los trabajos arqueológicos en sus respectivos departamentos. También los municipios y sobre todo las mismas comunidades están en su obligación de informarse y aprobar cualquier trabajo arqueológico que esta por ejecutarse en su territorio. Son sobre todo las comunidades como las directas herederas del patrimonio arqueológico que están obligadas a cuidar, proteger y conservar los restos arqueológicos ya que descuidar el pasado de la comunidad, p.e. destruyendo los sitios arqueológicos o vendiendo piezas arqueológicas, lleva a la perdida completa de nuestra identidad y ya no es recuperable.

Es importante mencionar que en Bolivia el estudio y documentación de los valores gráfico rupestres los realiza la SIARB (Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia) a través de especialistas que posee en cada uno de los departamentos del país.


5. Propuesta para Puesta en Valor de los sitios de la Reserva Biológica de la Reserva de Sama: como conservar y preservar para un futuro lleno de pasado.
Antes de poder poner en valor los sitios arqueológicos de la Reserva Biológica de la Reserva de Sama y sus zonas de amortiguación es importante entender que la conservación y protección de estos sitios para las futuras generaciones es el fin primordial de cada trabajo arqueológico. No se trata de hacer una investigación arqueológica para obtener un rápido beneficio económico, sino tenemos que entender que el
valor educativo de cada sitio y/u objeto arqueológico es la “riqueza” que nos espera a su investigación. Teniendo eso en mente, ¿cuál es la puesta en valor que podemos ofrecer?

En primer lugar para poder poner en valor necesitamos investigar los sitios y objetos arqueológicos. Esta tarea toma tiempo y dinero, sin embargo la debemos ejecutar si queremos sacar el máximo de información y futuro provecho de nuestro patrimonio arqueológico. Después de haber ejecutado un proyecto de investigación arqueológica tal como esta descrito en el capitulo 1 de este documento, ¿qué nos espera?

Entonces tendremos toda la información necesaria sobre el pasado de nuestra región o comunidad para poder contar toda la historia de la gente del pasado, nuestros antepasados. En primer lugar, todos los sitios arqueológicos son dignos de conservación y protección y todos deben ser protegidos contra su destrucción en obras de construcción, saqueo o el uso diario. El conocimiento de la ubicación de estos sitios es importante para que cada comunidad pueda evitar el impacto de estos sitios.

Los objetos arqueológicos de estos sitios u objetos que ya se encuentran en manos de comunarios no deben ser vendidos bajo ninguna circunstancia ya que eso es un acto ilegal y tiene pena de cárcel. Debemos cuidar de estos objetos y establecer ambientes especiales para su guardado.

Sin embargo, existen sitios que por sus calidades educativos son de interés para visitantes nacionales e internacionales y estos son los que posiblemente podremos incluir en un futuro circuito turístico. Estos sitios son posibles de abrirlos para la visita bajo diferentes condiciones para su cuidado y para evitar el deterioro de los mismos por las visitas turísticas. Estas condiciones incluyen p.e. la compañía de cada grupo de turistas por un guía local capacitado por talleres de arqueología y conservación o el cercado de algunas áreas especialmente sensibles del sitio para evitar el pisoteo.

Por otra parte, la educación es una parte integral e importante en la puesta en valor de nuestros sitios arqueológicos. Un tema fundamental es la conservación del patrimonio histórico-arqueológico de la región, que es la difusión de conocimiento a través de distintas estrategias para los niveles y aspectos en los que estas tareas son requeridas. En este sentido, los de proyectos de difusión y educación contribuyen de manera inmediata, y en el largo plazo, a las políticas enfocadas a la creación y fomento de una cultura de protección y conservación del patrimonio cultural y natural dentro de las mismas comunidades. Esto incluye tanto actividades de nivel local como acciones de mayor alcance en el nivel nacional, incluido el desarrollo de temas de patrimonio en la educación formal. Asimismo, se proponen proyectos que fortalezcan la educación en las poblaciones aledañas y la creación de diversos materiales de difusión educativa.

Los proyectos relacionados al fortalecimiento del turismo cultural y ambiental permiten atender las demandas de ampliación de oferta turística mediante proyectos que, en coordinación con estos grupos de interés, contribuyan tanto a la conservación del patrimonio como en la interpretación del pasado y construcción del presente.

De esta manera, integrando la educación y la sensibilización de la misma población vecina y de los visitantes podemos preservar y conservar nuestros sitios arqueológicos para un futuro lleno de pasado para que futuras generaciones puedan aprender de él y sorprenderse igual que nosotros de los logros de la gente del pasado.


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